Cuando yo era un crío, los sábados eran día de fiesta. Después de acabado el telediario, empezaban las series de dibujos animados y me quedaba enganchado a aquella Lavis de blanco y negro que teníamos en la salita de estar de casa. Me gustaban todas, pero si hubo una que me dejó especial huella fue Mazinger-Z, el gigantesco y todopoderoso robot antropomórfico que era comandado por un valeroso Koji Kabuto y su planeador alojado en la cabeza de la máquina. Sus luchas épicas contra aquellos robots malos-malísimos, y aquellos personajes más malos t