Con cada nuevo estreno, en las redes sociales surge una legión de expertos que desmenuza los errores históricos, ya sean reales o imaginados. Al hecho de juzgar una obra de ficción solo por el vestuario y la ambientación se suma, en las producciones españolas, unas reacciones a veces histriónicas cuando dichos errores se perciben como un ataque a un icono sagrado, o con la defensa de un nacionalismo rancio.