En medio mundo, nos empeñamos en enseñarles buenos valores a nuestros hijos, como la moralidad o la honradez, a través de historias ficticias que toman principalmente la forma de un cuento infantil aleccionador (pensad en “Pedro y el Lobo” por ejemplo ). ¿Ayudan de algún modo las mentiras de Pedro el pastor y sus pésimas consecuencias para las ovejas, a que los niños se formen una idea de lo que es correcto, o más bien se tomarán los críos estas historias como un simple pasatiempo?