La aplicación de la ingeniería a los procesos naturales en general, o a las interacciones del sistema climático en particular, para modificar las condiciones medioambientales de nuestro planeta es una tentación tan antigua como potencialmente peligrosa. Existen dos posturas antagónicas, la de los que opinan que se debe actuar pronto para poner remedio al cambio climático ¡Y tienen razón!, y la de los que opinan que las respuestas del sistema climático podrían hacer que fuera peor el remedio que la enfermedad ¡Y tienen razón!.