Cultura y divulgación

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La coma del vocativo: ¿pervivirá o acabará desapareciendo?

La coma del vocativo es la aguja del pajar. Uno va por ahí leyendo y no sabe cuándo va a dar con una. Hay quien la ve como un estorbo. Hay quien la ve como la ausente presente: ¡Qué vacío se siente cada vez que no se ve! Es la imagen del dicho «se lo ha tragado la Tierra»; es el accidentado del chiste «iban dos y se cayó el del medio». Es tal el amor de Ramón Alemán por esta coma que le dedicó un soneto: Si quieres que tu texto no despiste/y evitar de zopenco ser tachado,/un consejo te doy, y es regalado,/sobre un signo que a ti se te resiste.
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Después de un vocativo se pone una coma

Cuando aparece un vocativo después de palabras como gracias, felicidades, hola, adiós o bienvenido, se escribe siempre entre comas: «Gracias, maestro», en vez de «Gracias maestro». En los medios de comunicación es habitual encontrar frases en las que el vocativo no está entre comas: «Felicidades campeones» o «Adiós libro de papel; sé bienvenido libro electrónico», donde campeones, libro de papel y libro electrónico son vocativos. En este sentido, la Ortografía de la lengua española señala que vocativo es «la palabra o grupo de palabras que se r
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¿Quieres subir la libido de un filólogo? Usa bien la coma del vocativo

Se habían quedado solos en casa, por fin, después de embarcar a los niños en el autocar que les llevaría al campamento de verano. Tita miraba a su marido con lascivia, solo de pensar en las tórridas noches de amor que tendrían durante los 15 días que los niños estarían fuera, como cuando eran novios y no tenían obligaciones. La verdad es que necesitaba follar como las vacaciones de verano. Le urgía.

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