Patricia, quien pidió reserva de su identidad, dice que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que se le diagnosticó en su adolescencia, trajo consigo no solo la infección, sino también la discriminación. Con la voz entrecortada y esquivando los términos “VIH” y “síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)”, relata su historia. Hoy, a sus 32 años, el tiempo no ha borrado el martirio del estigma que vivió al conocer su condicióng.