A principios de los 70, el psicólogo norteamericano David Rosenhan estaba convencido de que los psiquiatras abusaban de la interpretación del estado de los pacientes de forma conveniente, haciendo que sus resultado en sus diagnósticos encajasen con lo que a ellos les interesaba demostrar. Para ello ejecutó a lo largo de cuatro años una serie de experimentos para probar su teoría. Las conclusiones de Rosenhan, más que desacreditar por completo la psiquiatría, nos recuerda el amplio camino que queda por recorrer.