Tras dos décadas de investigación, se demuestra que para adelgazar no solo importan las calorías que consumimos. También influyen la composición y el grado de procesamiento de los alimentos, entre otros factores. La composición de la comida, en proteínas y fibra, resulta ser casi tan importante como la cantidad que se consume. En la práctica, el ejercicio tiene un efecto menor de lo que se había previsto.