Para el hombre, el sexo anal es especialmente atractivo, ya que el ano es sustancialmente más estrecho que la vagina, haciendo que su pene esté más apretado. Por otra parte, muchas mujeres describen el orgasmo mediante estimulación simultánea del clítoris y ano como muchísimo más intenso. Con el objetivo de hacer el sexo anal accesible para todos, te damos unos consejos que te ayudarán a iniciarte con tranquilidad en esta práctica.

El sexo anal puede ser una experiencia extremadamente placentera. Es posible sentir cierta molestia, especialmente al principio o si es la primera vez que lo practicas; pero el sexo anal no debe ser doloroso.

El sexo anal es un mito, aún en este siglo donde hay libertad de expresión, donde ves sexo en todas partes y donde se supone que cada vez estamos más seguras a la hora de expresar nuestros gustos y preferencias. Pero algo pasa con el sexo anal, porque resulta que no encuentras con quién hablar de ello.

Aunque no lo parezca, es un tema recurrente entre las parejas que buscan nuevas experiencias, y aunque en el mundo de las mujeres esté un poco mal visto, en el de los hombres parece más bien un triunfo conseguirlo. Todo empieza un buen día cuando, habitualmente el hombre, propone empezar a probar cosas nuevas. Parece que muchos hombres tienen una sana obsesión con el sexo anal, mientras que la mayoría de mujeres intentan esquivar el tema por miedo principalmente a que les duela.

El sexo anal lo creas o no, todavía sigue siendo un tabú para muchas mujeres, pero si tienes confianza con tu pareja y quieres probar nuevas formas de diversión en la cama, puedes encontrar en esta práctica un gran filón. Si eres una principiante que comienza a interesarse por ello,debes saber que existen muchos más movimientos que la clásica postura del perrito. De hecho, esa es una de las menos placenteras y cómodas cuando comienzas a practicar sexo anal.

Qué es verdad y qué es leyenda sobre el sexo anal.Después del coito vaginal y el sexo oral, la sodomía es la práctica favorita de los humanos.Se trata de una práctica tan antigua como puedan serlo las relaciones humanas.

El sexo anal es una práctica sexual que en muchos ámbitos está considerado como tema tabú, y es que sorprendéntemente, todo lo referente al ano, ya sean enfermedades o prácticas sexuales, produce en la sociedad cierto recelo a hablar del tema o conocer más de él. Este hecho es iniciado en la Edad Media, donde las relaciones sexuales anales eran condenadas en el mundo occidental por el clérigo, tanto por su acto infértil como por sus riesgos en la higiene.

¿Quieres hacer sexo anal y no sabes cómo empezar? Nosotras te damos los consejos que necesitas para iniciarte en esta práctica

El sexo anal es el gran desconocido de muchas personas que consideran que es una práctica dolorosa pero ¿sabemos como disminuir ese dolor para disfrutar de ello?. La relajación un elemento clave. Permanecer en un estado de tensión lo único que provoca es que los músculos se contraigan impidiendo que el pene se introduzca con facilidad y sea causante del dolor. Por otro lado, la zona del ano tiene miles de terminaciones nerviosas, por lo que si se estimula bruscamente puede llegar al cerebro como dolor.

¡¡¡¡Alerta, Sexo anal = GAY, GAY, GAY!!!! De esta forma, más o menos, debieron de actuar los cerebros de ciertos homófobos cuando abrieron el último número de la revista Teen Vogue (suponemos que buscando la pastoral del fin de semana), y descubrieron que dentro había... una guía de sexo anal....

“Un día mi vecino me dejó a su perro porque iba a mudarse y no podía hacerse cargo de él. Era un rottweiler macho, estuvimos un tiempo jugando y finalmente decidí ofrecerme. Él saltó sobre mi y practicamos sexo anal”, me explica por videoconferencia, dejándome en estado de shock, un tal Michael Kiok. Aunque en España su nombre no le suene a nadie, en Alemania saltó a la fama en 2013 cuando él, y otro centenar de personas que también practican sexo con animales, intentaron impedir, sin éxito, la aprobación de nuevas leyes contra la zoofilia.

El hecho de que el sexo, el sexo anal especialmente, siga siendo un tabú social (aunque cada vez menos) implica que cuestiones que tal vez preocupan a la ciudadanía no se aborden. La educación sexual no debería quedar en manos del cine o la publicidad que generalmente van a mostrar una realidad bastante sesgada y diferente de lo cotidiano de la mayoría de la población.

El sexo anal no es una actividad exclusiva del ser humano (a pesar de que éste es un experto en exadaptaciones, es decir, en emplear órganos para fines para los cuales no fueron concebidos, como la nariz que sujeta unas gafas). Por ejemplo, la sodomía se ha observado en jirafas, bisontes y en machos de oveja, y también en machos de delfín mular, que se penetran mutuamente.

En este caso se derrumba el mito urbano laicado por muchos jóvenes “no puede quedar embarazada a través del sexo anal”, que en realidad se aplica mucho a la verdad biológica. El Dr Steixner dijo que vio este fenómeno cuando era un estudiante de medicina, en ese momento, él era parte de un equipo que atiende a una mujer nacida con una rara condición médica llamada “malformación cloacal”.

Hoy es más necesario que nunca denunciar la promoción de un hábito sexual perjudicial para la salud, que en muchos casos puede acarrear unas consecuencias desastrosas: la destrucción del sistema inmunológico, la disbiosis intestinal, infecciones, parásitos. Son algunas de las enfermedades asociadas a la práctica continuada de sexo anal, común entre varones homosexuales, un colectivo que vive de media hasta veinte años menos que una persona sana.

"No hay conexión entre el canal rectal y la bolsa vaginal. Para que puedas quedar embarazada el semen debe entrar en la bolsa vaginal”, le explica a Health el doctor Michael Reitano. Sin embargo, hay algunas excepciones muy poco probables a esta regla, pero las hay. Por ejemplo, si el semen liberado durante el sexo anal se abre paso en la vagina a través de la mano.

Entre las llamadas niñas bien de la sociedad se ha impuesto como moda llegar vírgenes al matrimonio; sin embargo, sí sostienen relaciones sexuales, pero anales.

La prevalencia de contagio en Europa de VIH en hombres homosexuales ha aumentado un 33 por ciento desde el 2004, según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Asimismo, el ECDC sostiene que España se encuentra en primer lugar con respecto a la transmisión de VIH entre hombres.

Soy varón de 34 años que padece estreñimiento. Defeco tres o cuatro veces a la semana, normal aunque a veces en éstas se produce la salida de alguna hemorroide externa. No sangran ni duelen. Se retraen con lavado de la zona con agua fría y como mucho con alguna crema tópica. Desde hace un año mantengo relaciones anales. Estas sí son molestas a veces e incluso imposibles. ¿Son desaconsejables? ¿Debería operarme?

Las hemorroides, más conocidas popularmente como almorranas, son dilataciones de las venas y las arterias del canal anal que se manifiestan en forma de protuberancias duras y dolorosas.

Obviamente hay muchas cosas en Internet sobre el sexo anal, pero la mayor parte de lo que encontrarás es porno o consejos para personas sexuales experimentadas que buscan probar algo nuevo. ¿Qué hay de los adolescentes? ¿Qué pasa con los jóvenes LGBTQ que necesitan aprender sobre este tema para su salud sexual? Si, puede que haya un poco de caquita.

Las hemorroides, más conocidas popularmente como almorranas, son dilataciones de las venas y las arterias del canal anal que se manifiestan en forma de protuberancias duras y dolorosas. Son un padecimiento muy común entre la población y que puede llegar a resultar muy molesto si los síntomas que provocan son intensos, pues incluso el simple hecho de sentarse o permanecer sentado puede ser excesivamente doloroso.

Se refiere a la introducción del pene en el ano de una persona. En algunas ocasiones puede ser doloroso si no estás relajada o no usas un lubricante debido a que el ano no produce su propia lubricación como lo hace la vagina. No importa qué tan sexualmente aventurera seas, es normal sentir un poco de miedo ante la idea de que tu chico toque tu puerta trasera y te borre el cerito.