"...en qué otro país, por ejemplo, la gente estaría tan aburrida del fútbol que terminaría por discutir con los aficionados de su propio equipo y no con los del rival. Cuesta mucho ver estadios en otros rincones del planeta en los que se aplauda y se pite a partes iguales… la alineación local. El Santiago Bernabeu es testigo. Esta forma de hacer política futbolística ha sido estrujada hasta sus límites por José Mourinho, y aprovechada de forma singular por Josep Guardiola. El primero, con el clásico conmigo o contra mí..."