El Real Madrid de baloncesto, desde hace 20 años, ha pasado por muchas crisis. No será hasta el verano de 2011 cuando se asiente -con tiempo- una nueva forma de jugar al baloncesto, un estilo propio. ¿Qué pasó entonces para que un equipo perdedor, en continua crisis, con quince o veinte jugadores por año y aforos medio vacíos volviera a convertirse en un candidato a todo? Muy sencillo, llegó Pablo Laso.