Racetrack Playa, en el Valle de la Muerte, una larga extensión de lodos en California (EE.UU.), es un paisaje extraño. Es un lago seco, rodeado de montañas, plano y largo como si le hubiera pasado por encima una apisonadora especialmente empeñada. En verano, el suelo agrietado parece la piel de un elefante. Pero lo más extraño de todo son unas piedras esparcidas por doquier que van del tamaño de un guijarro al de un ser humano. Lo que tienen de asombroso estas rocas es que dejan un rastro de movimiento, como si hubieran reptado por el suelo...
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Pero son procesos que pueden estar mucho tiempo sin producirse, ya que necesitas que ese secarral en algún momento esté cubierto por una película de agua y que este agua se hiele por la noche. Y eso pasará cuando pase, a lo mejor cada X años, no es un fenómeno que día a día vaya produciéndose, como el crecimiento de una planta.
No deja de ser cuestión de gastarse la pasta y tener paciencia y suerte.