De entre todas las enfermedades que afectan al ser humano, existe una que, por común y extendida, pasa completamente desapercibida: El incomprensible apego a una ficción que convertimos en realidad, enfocando en torno a ella buena parte de nuestras ideas políticas, nuestros sistemas de gobierno, y nuestras propias vidas. El dinero, el puto dinero.