Un vuelo de prueba del gigantesco Scaled Composites Model 351 Stratoulanch, más conocido como Stratoulanch Roc. Y dada sus dimensiones, lo de gigantesco está lejos de ser una exageración: alcanza los 117 metros de envergadura, más que otros titanes de los cielos, como el Antonov An-225 Mriya o Hughes H-4 Hercules. Por aportar otra referencia, se aproxima a los 120 metros permitidos como longitud máxima para un campo de fútbol.
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La pena es que lleva la velocidad de desarrollo antigua, de lustros sin sacar nada vendible, prototipos y demás lo que siempre les acercará a la ruina por falta de fondos. Hace falta más gente como Elon Musk que fuerza la máquina al extremo, que por cierto estuvo involucrado con SpaceX hace años también en este proyecto pero al final se separaron en 2013.
El desarrollo de Hardware siempre ha pecado de esto. De tardar demasiado en desarrollar por centrarse en dejar todo demasiado pulido en vez de centrarse en un Producto Minimo viable y avanzar desde ahí. Al final se arruinan ya solo por los sueldos que siguen teniendo que pagar. Se ha perdido muchos años de desarrollo tecnológico y progreso de la humanidad por eso.
SpaceX lanzó en diez años ya sus primeros satélites cobrando pasta, con sus propios motores y propios vehículos, y en otros diez se ha hecho líder. Por ahora de estos no se espera que hagan ningún vuelo comercial en muchos años y llevan más de una década.