Tras mostrarle al orangután una golosina, este la señala con el dedo para dejar claro que está interesado. Acto seguido, y para sorpresa de muchos, el primate decide guiar a la visitante hacia una zona lateral del recinto con un objetivo en mente: que la mujer le pase la golosina a través de la verja. La protagonista no consigue compartir su golosina a través de la verja, por lo que el orangután busca una nueva solución. El primate, centrado en conseguir su snack, agarra un palo y escala la verja para intentar introducirlo por la ranura supe...
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En general, cada vez me resultan más desagradables los zoos, la única justificación que podría verles es el proteger a ciertas especies de la extinción y, aún así, creo que habrá formas mejores que tenerlos encerrados en un escaparate.
Entiendo que una cosa es un ciempiés y otra un primate como estos pero habría que trazar una línea ética en función de la capacidad de sufrimiento del animal en cuestión.