La Fundación Juegaterapia y la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Gregorio Marañón han convertido las salas de aislamiento del centro en espacios 'mágicos' para los niños. "Imaginaos por un momento que sois niños pequeños que entran por primera vez en una habitación de aislamiento de la que, seguramente, tardaréis un tiempo en salir. Imaginaos el temor, la incertidumbre, las ganas de salir corriendo.... Ahora imaginaos que en vez de entrar en una habitación de hospital, comenzáis un viaje interestelar que os llevará a la mismísima Luna
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Que si te caes en la acera, habrán 3 riéndose de ti pero seguro que habrán otras personas que irán a ayudarte a levantarte.
Se perfectamente como se siente un niño en esa situación. Yo estuve en una sala de aislamiento con muy pocos años, creo que debía de andar en los 5 o 6 años.... y ese es el primer recuerdo que tengo de mi infancia. Es lo único que recuerdo de cuando era pequeño y lo tengo marcado, es un recuerdo clavado y con imágenes que tengo fijadas 40 años después.
Mi sensación, como la de cualquier niño en esta situación es de abandono total, en mi caso de terror continuo y la sensación de no entender nada de lo que pasaba. Situaros la planta infantil de un hospital de los 70, de azulejo blanco mobiliario de madera oscura y una sala con dos cristaleras a los lados. Las camas eran una especie de cuna grande con barrotes de hierro a los lados... todo aséptico y para mi terrorífico.
Mi sensación fue esa, de terror continuo. Olores a hospital, estar encerrado sin saber por que... ya que me ingresaron por urgencias y no sabía que hacía ahí. El terror de las agujas, de cualquiera que entrara en la sala, de ver gente pasando por las cristaleras que te miraba. El abandono de no poder ver a nadie conocido, de que toda la sala fuera horrible, donde había seis u ocho "cunas" más de barrotes de hierro, el ver a mis padres a través del cristal, y el recuerdo de una moto de carreras de juguete de color rojo que me pasaron por un torno. Por las tardes veías a través de la cristalera de mi lado la sala común donde salían el resto de los niños a ver los dibujos animados en la tele... y la veías desde ahí sin sonido y sin poder salir... incluso me quedaba viendo las noticias de la tarde, hasta que te obligaban a acostarte... y tapaban toda la cama con un plástico transparente que conectaban a un filtro de aire (como una a/a de los viejos) que zumbaba terriblemente.
Esa ha sido la experiencia más terrible que he podido sufrir. La sensación de abandono e incomprensión es total. Nunca puedes entender por que estas allí, y que todo es hostil... ni siquera recuerdo haber jugado ahí. Cualquier persona que se acercara iba a hacerte daño, a ponerte cosas frías, a clavarte agujas enormes. Es un trauma que cuesta entender... y nunca entenderás el que te digan "es por tu bien", que seguro que me dijeron mil veces, pero que no recuerdo. Solo recuerdo formas borrosas de color blanco de enfermeras o médicos y la sensación de abandono total... no recuerdo amabilidades, no recuerdo ni… » ver todo el comentario
#2 Joer macho, pues desde que soy padre estas noticias me tocan el corasonsito.
¿Pasando por Andorra?
Por otro lado solo es un pequeño detalle que no desmerece su trabajo.
Hace un mes el Proyecto HU-CI (www.humanizandoloscuidadosintensivos) presentó un nuevo concepto de sala de espera para las UCI.
Lo pueden ver en :
www.humanizandoloscuidadosintensivos.com/2016/10/la-primera-sala-de-es