Les presento a Andrés. Vive en Madrid. Hace algo más de un año terminó la carrera de Arquitectura. Desde entonces cada mañana moja en el café las decenas de ofertas que encuentra en la red. Su madre está convencida de que esta inexplicable (¡quién se lo iba a decir años atrás!) demora es pasajera. Cuando la crisis acabe todo volverá a ser como antes. Solo hay que aguantar, tener paciencia. Mientras tanto, Andrés ha encontrado algo: mañana empieza como captador de socios para una ONG en la Gran Vía.
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etiquetas: juventud , precariedad
El mercado laboral de este país es tan apestoso como su clase política.
Muchos piensan que los gobiernos “son buenos” y lo que ocurre pasa por una mezcla de mala suerte, incompetencia benévola. Otros piensan “que no son de los míos” y que todo volverá a ir bien cuando gobiernen los suyos.
¿cuánto mal hace la cobardía disfrazada de prudencia?