Si guardásemos el agua que se va por el desagüe de duchas, lavabos y fregaderas (Aguas grises), lo filtrasemos y lo reutilizásemos para las cisternas, lograríamos ahorra hasta un 45% del agua que consumimos. Dicho de otra manera lograríamos relentizar el proceso de desertificación sin variar nuestros hábitos de consumo. Si además nos concienciamos y aplicamos otras de medidas de ahorro y mejoramos la red de distribución, el panorama cambiaría bastante.