Incendios, erosión del suelo, desertificación, contaminación de las aguas, masacre de aves protegidas, fragmentación del hábitat, reducción de los parajes silvestres, impacto paisajístico, destrucción de los recursos turísticos y de desarrollo sostenible, minusvalía inmobiliaria, ruido, estrés, salud, calidad de vida, incremento del coste de la luz, y un sin fin de efectos secundarios.