Una empresa americana llamada wave loch fabrica máquinas de surf en todo el mundo, con un precio de venta que oscila entre 600.000 y 5 millones de dólares. El invento utiliza dos bombas sumergibles de 85 CV, cada una de las cuales impulsa 61.000 litros por minuto cuesta arriba sobre una superficie de membrana de 7,3 metros de anchura. El agua, con una profundidad de unos 10 centímetros, corre hacia arriba a una velocidad de casi 50 kilómetros por hora, el doble de una ola marina. Uno de los wavehouses más importantes es el de San Diego.