Arcelor-Mittal no construirá las baterías de coque de Gijón, que suponían una inversión de 147 millones de euros y que, junto con la reconstrucción del horno alto B, suponían asegurar el futuro de la siderurgia asturiana para al menos otros veinte años. Además, se recortará plantilla y también las nóminas, aunque no se ha aclarado cómo, ni cuándo, ni cuánto. Las consecuencias de estas medidas se prevén «terribles», según los sindicatos, porque no afectarán sólo a los trabajadores directos de la compañía sino también a las empresas auxiliares.