El Gobierno debería decirnos si está dispuesto a defender a los ciudadanos del terrorismo islámico anunciándole a sus asesinos que, si mueren en España, serán enterrados envueltos en piel y grasa de cerdo. Que es el destino más infernal que pueden temer los yihadistas, incluyendo a los acusados de volar los trenes el 11M, o al que quiere destruir las torres KIO de Madrid.