Desde hace unos años la navegación en el Ártico se ve facilitada por el calentamiento global. Ya en septiembre de 1995 el "paso del noroeste", a lo largo de la costa norte de Rusia y Siberia, estuvo prácticamente libre de hielo. Pero, sobre todo, en 2005, la reducción de la capa de hielo fue espectacular. Un barco convencional hubiera podido partir de la Isla Victoria, en el Norte de Canadá y, bordeando Alaska, Siberia, Noruega y Groenlandia, habría llegado a la isla del Príncipe de Gales, a sólo 500 kilómetros del punto de partida.