Familias enteras se meten debajo de las sombrillas, a las que añaden una sábana a modo de tienda de campaña, para protegerse del sol. El bronceado, una obsesión muy occidental, no está nada bien visto en Marruecos, donde la blancura (sobre todo en las mujeres) es considerada un signo de belleza y sensualidad. No es difícil encontrar por la calle a mujeres de todas las edades maquilladas, aunque mejor sería decir emperifolladas. Pero volvamos a la playa, donde lo principal, en realidad, no es la coquetería sino el decoro.