Pues bien, Mariano Rajoy, con la misma mano firme de la que carece para resolver sus propios problemas, no tiene ningún reparo en seguir con un oportunismo antipatriótico insoportable. Nada le importan los marineros secuestrados, ni sus familias, ni la imagen de España, ni el estado de derecho. Lo único que quiere es poder seguir utilizando la lija para desgastar al legítimo gobierno. Lo hizo con la negociación con ETA, con los muertos de Afganistán, con la crisis económica y con el paro, con el derecho de las mujeres a decidir sin correr .....