El 13 de abril de 1938, se enterró en el Madrid republicano, sitiado por las tropas de Franco desde noviembre de 1936, a Serafín Álvarez Quintero. Era Semana Santa, miércoles, y el entierro llevaba cruz alzada y crucifijo, pero no por ser santa la semana, sino porque el anarquista sevillano Melchor Rodríguez así lo había prometido a Joaquín, cuando éste le transmitió el ruego de su hermano moribundo.