"Yo entro como los toreros, toreando", confiesa P. L. R., un hombre de 53 años que se cuela cada día en el tren en Vilanova i la Geltrú. Esta estación dispone de dos accesos: uno en el que hace falta canjear el billete y otro, el que da a la playa, que simplemente permanece abierto. Como él, la mayoría de los usuarios de la línea C-2 de Renfe pueden viajar sin pagar (en argot juvenil, utilizar un servicio sin pagar es hacer un sinpa) en el trayecto de ida: en muchas estaciones no hay máquina para cancelar los billetes de bono-exprés...