El deterioro arquitectónico en Venecia es mucho más rápido que en otras ciudades, por tanto la necesidad de una conservación constante es absoluta. Hace poco, después de que un edificio vacío se desplomara, el presidente de los constructores, Lionello Barbuio, usó términos más dramáticos. “Venecia es una bomba de relojería”, alertó, y pidió intervenciones rápidas. Los incidentes se han repetido en los últimos años. Ha habido desprendimientos de fragmentos de fachadas y cornisas, así como la caída de piedras de gran tamaño...