El escándalo salió a la luz el pasado mes de julio, tras la muerte de un niño en el Hospital Clínico Universitario de Gotinga, Baja Sajonia. Los médicos manipulaban los historiales clínicos de los pacientes, falsificando los datos, para argumentar la necesidad urgente de un trasplante en personas que podrían esperar, retrasando intervenciones más urgentes.