Hemos decidido contratar a alguien (algo extraño en estos tiempos, pero bueno…) y finalmente tenemos decidido el puesto de trabajo, con sus objetivos, etc… y nos falta algo crucial para poder atraer al mejor candidato: el dinero. En fin, estamos hablando del salario. Todos sabemos aquel refrán popular que dice “De mujeres y de dinero a hablar con el tendero”. Pero en este tipo de procesos es más que aconsejable tener establecido una política retributiva.