El cómic insiste mucho en la criminalidad de la piratería. Pretende asustar, la estrategia del ‘¡Eh pirata! ¡cuando te cacemos te vas a cagar criminal!’, y desinformar, ya que estos casos (aunque hay algunos que sí se han llevado por lo criminal) los suele llevar el tribunal de lo civil, no de lo penal, y con acusación particular por parte del gestor de los derechos del copyright infringido, es decir, aquí, en España sería la SGAE.