Especialista en mentir, manipular y engañar, el gobierno de George W. Bush inventa toda suerte de pretextos para propinar un golpe bélico a Teherán, en un plan descabellado que se sabe como se iniciaría, pero imposible predecir como terminaría, a juzgar por la tradición de combate, la preparación militar y los incentivos para la lucha que caracterizan al pueblo iraní.