Pocas medidas son efectivas para prevenir el femicidio. La distancia y el tiempo son dos cómplices del olvido, que es lo que en realidad se necesita para que hombre y mujer, llegados a un punto de su relación en la que no queda más que resentimiento, odio y deseos de venganza, puedan continuar sus vidas sin temer perderlas en el trayecto. Con estos propósitos en mente, la relegación y/o el destierro se presentan como la opción más efectiva. Y, probablemente, la más humana.