La decisión de Eurostat de corregir el déficit público anunciado por el Gobierno es un varapalo durísimo para el ministro Cristóbal Montoro, para su equipo y erosiona la credibilidad del país. La gravedad no reside en la entidad de la rectificación, ésta es de apenas 0,24 puntos porcentuales (del 6,74% al 6,98%), sino en una serie de factores políticos que han vestido la presentación de este dato, fruto de un enorme sacrificio de todos los españoles, como un hecho histórico y un signo de buen gobierno.