El rey sufría macrosomía genital, es decir, tenía un pene de tamaño descomunal, desproporcionado, y además malformado. Fernando frecuentaba los burdeles de Madrid acompañado de un grupo de cortesanos. En el Palacio de Oriente hay una escalera discreta, conocida por "la escalera fernandina", que usaba para salir a las juergas nocturnas. Uno de los prostíbulos más visitados por Fernando VII era el burdel de Pepa la Malagueña y su trato con conocidas meretrices.