De todo cuanto se ha escrito sobre la reacción de los vascos al triunfo de la selección española en el mundial de fútbol, se deduce una cosa: si la mayoría de los vascos ha declinado salir a la calle disfrazada con la camiseta roja y la rojigualda a modo de capa, es porque aquí no hay libertad. Y tienen razón, aquí no hay libertad para ejercer el voto, para decidir, para manifestarse según el caso... Para lo que hay total libertad es para disfrazarse de español, español, español.