Anda y pasea por el campo, te dicen. Vas, te alejas un momento para hacer tus íntimas necesidades y cuando menos te lo esperas te viene un burro muy salido a pedirte el horario de misas. Tu ¿qué haces? en principio te confías y, acostumbrado a tratar con algunos políticos de la concejalía, piensas que podrás dialogar con él. Pero el asno va ciego, te tiene ganas, y se aproxima dogmáticamente sin atender a razones con una gran verga preparada...