Los antiguos romanos que comparecían ante un juez para dar testimonio se apretaban los testículos con la mano derecha, como gesto simbólico que, al menos en teoría, garantizaba la veracidad de sus palabras. Algo así como lo que viene a ser ahora jurar sobre la Biblia, o prometer sobre la Constitución, en versión visceral. Admito que, a día de hoy, la imagen puede resultar grosera, pero no me negarán que es bastante contundente ¿Pueden visualizarlo? En pie, firmes, agarrando solemnemente sus "testiculus".