[c&p] El viejo pescador, que ahora vende cerdos, no pudo soportar la ausencia de su esposa, con la que tuvo 12 hijos, y construyó en el cementerio de este pueblo, a orillas del río Magdalena, un rancho encima de su tumba, con viejas láminas de zinc, bambú, guaduas y cabuya. El abuelo, de tez morena, que goza de buena salud, reza, duerme y come al lado de la tumba, pues, según él, esa es su forma de demostrarle el 'amor eterno' que le tuvo y que ha crecido más después de su muerte.