"Sí, ser víctima tiene privilegios: otorga prestigio, identidad, derechos, exige escucha, promete reconocimiento. Garantiza la inocencia, porque la víctima no ha hecho, le han hecho; no actúa, padece y reivindica. Es una paradoja. La víctima no tiene necesidad de justificarse y ese es el sueño del poder, una posición estratégica. De hecho, establecer quién es más víctima es el pretexto de todas las guerras, y la idea de la que parten los movimientos populistas... "