Hasta para el oído menos entrenado, es un sonido mágico. Niños pertenecientes a coros y más recientemente también niñas, han encantado a congregaciones por siglos gracias sus distintivas voces. Algunos dicen, es el tono puro, otros, un destello angelical, y también hay varios que simplemente admiten no poder descifrarlo.En la catedral de Ripon en Yorkshire, sólo los mejores intérpretes son elegidos para formar parte del coro.