"Yo, que sé muy poco de paternidades y casi nada de maternidades, pero que he visto a algunas mujeres llorar, enteras pero deshechas a la hora de tomar esa tremenda decisión más relacionada con sus sueños que con sus ovarios, me sumo al clamor soterrado de cuantas dicen que un Gobierno que afirme que no está entre sus principales prioridades ayudar a esas crías (porque suelen serlo) a encarar su propia vida con la necesaria dignidad no sólo no se merece nuestro voto: es que ni siquiera se merece nuestro desprecio."