Los acuerdos alcanzados entre Corea del Norte y Corea del Sur, con motivo de la reciente visita del presidente surcoreano Roh a su colega Kim, han sido presentados como un éxito de la administración de Bush, como una concesión del presidente Kim y como un logro diplomático de China. Esta lectura, aparentemente simple, no ofrece, sin embargo, respuestas a múltiples interrogantes y, sobre todo, no analiza en profundidad lo acordado y las consecuencias de esos acuerdos.