Javier Arenas, uno de esos políticos del PP, a los que fracasar en sus ambiciones personales ha terminado por avinagrar el carácter, puso un día cara de culo y sentenció: “hay que ser muy miserable para no ver el papel clave de la monarquía”. Casi tan miserable como para utilizar ese tono, y pronunciar una frase categórica y rimbombante, desde las entrañas de un partido político con tres tesoreros imputados. Dar doctrina desde un partido podrido debería estar prohibido. Mientan, roben, engañen, manipulen… pero no den doctrina, por favor.