El desafiante paso al frente de los presos de ETA ha elevado más si cabe la moral de la izquierda abertzale, que vuelve a dejar su sello en la calle, donde mejor se desenvuelve. Lo ha hecho, además, sin salir de Bilbao. Durante dos días, recuperando el instinto devastador de la kale borroka tradicional para desafiar a Iñaki Azkuna y, de paso, al PNV al enarbolar la bandera de una.El desafiante paso al frente de los presos de ETA ha elevado más si cabe la moral de la izquierda abertzale, que vuelve a dejar su sello en la calle.