El crecimiento, como la luna, tiene dos caras. Pero el sistema, el poder mediático, el marketing, con machacona recurrencia se empeñan en mostrarnos, continuamente, del crecimiento sólo una cara. La del lado de la seudofelicidad engañosa. Ese lado resplandeciente y fuertemente iluminado con la luz artificial del neón, o de los potentes focos alójenos del escaparate consumista. Pero nunca vemos, o mejor dicho, nunca nos muestran el otro lado del crecimiento. Solo este lado, extremadamente “limpio”. El de las mercancías y los mercaderes.