¿Y si nada fuera como parece? Y si las verdades históricas comenzaran a caer una tras otra. Y si una de ellas, la invención de la escritura, se hubiera desarrollado ante nuestras mismos ojos y no lo hayamos sabido ver. Hasta ahora. No fueron los fenicios quienes enseñaron a escribir a Occidente, sino Tartessos. O, como proclama la profesora Ana María Vázquez Hoys, "los onubenses".