Lourdes no es la excepción sino la regla, en Cuba hay millones de "indignados" que no hacen bulto, porque andan dispersos por las paradas de autobús, haciendo trámites en oficinas del Estado, en las carnicerías, en las bodegas y en las tiendas de moneda dura. Ellos no tienen dónde acudir con sus zapatos destrozados, no hay nadie que les restituya el dinero gastado, que sancione a las tiendas por vender productos de mala calidad y a los importadores que se gastan millones comprando basura en el extranjero.