Si buscamos en la red nuestro nombre y apellidos y tenemos la suerte o la desgracia de no tener unos nombres demasiados comunes, es posible que podamos hacer, en pocos minutos, un retrato de quien somos nosotros mismos. A veces muy estricto (con edad, domicilio, correo electrónico, simpatías políticas, aficiones, fotos, puntos fuertes, puntos de debilidad...) y a veces más imperfecto (quizás dando pie incluso a falsas interpretaciones). Empieza a ser un método más que habitual "pedir referencias en la red" cuando conoces a alguien.