En Nigeria, los petrodólares no han hecho que sus habitantes vivan mejor, sino todo lo contrario. Sólo nos llegan noticias cuando explota algún oleoducto llevándose por delante a un centenar de personas. La “capital petrolera” nigeriana da fe de cómo de grave es la situación allí, repleta de miseria, corrupción y violencia. Grandes poblados de chabolas sin electricidad, ni agua, ni los más elementales servicios. Además de la miseria humana, cabe destacar la miseria medioambiental en que la industria petrolera ha sumido al país...